domingo, 25 de marzo de 2012

AGUA - TOMAS UNGER


¡Agua!

Publicado el 22 Marzo, 2012 por Tomás Unger

Vista desde el espacio, la Tierra es un planeta azul, con 71% de su superficie cubierta por océanos y mares que contienen 96.5% del agua, que es salada. El 3.5% restante es agua dulce, la que sostiene la vida terrestre. La radiación solar hace circular el agua entre la tierra y el mar. Aunque es una parte muy pequeña del total, el agua que circula es esencial para la vida.
La vida se originó en el mar y hace cientos de millones de años invadió los continentes. Muchos organismos se adaptaron a vivir en ambientes secos, pero una cantidad mínima de agua es indispensable para la vida y no existe organismo que no la necesite. La flora y fauna de los continentes depende de la disponibilidad de agua dulce.
Casi el 70% del agua dulce está atrapada en forma de hielo y nieve, principalmente en el Antártico y en Groenlandia. Una pequeña fracción está en los glaciares de cordilleras. Un 30% del agua dulce está bajo suelo, en los acuíferos. El agua dulce en la superficie de la tierra, contenida en lagos y ríos, representa cerca del 0.25%, mientras que los seres vivientes y la tierra agrícola contienen aproximadamente un décimo de uno por ciento.
El vapor en suspensión y las nubes contienen sólo una milésima del agua dulce existente, más de lo que contienen todos los ríos. El agua de la superficie está principalmente en los lagos. El agua atmosférica evaporada con la energía del Sol, se precipita en forma de lluvia, esencial para la vida en los lugares donde es la fuente principal de agua dulce.
Cuando el hombre domesticó las plantas y dejó de ser nómade, se asentó en lugares donde había agua para él, sus plantas y animales. El crecimiento demográfico, la urbanización (hoy más del 50% de la humanidad vive en ciudades), y los patrones de consumo hacen cada vez más costosa la disponibilidad de agua dulce.
En diversas regiones del mundo la escasez de agua o su calidad son causa de alta mortandad. En otras, las lluvias son parte de una cadena de eventos que causan desastres naturales. Ante calentamiento global, los efectos del consiguiente cambio climático y el cambio de los patrones de consumo, el agua presenta uno de los desafíos más dramáticos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI.